La Argentina es un gran tablero de ajedrez que da giros y sigue igual; como en un estado de coma.

Edgar Alan Poe supo utilizar el juego como analogía al momento de escribir la primera historia de detectives llamada “Los crímenes de la calle Morgue” para entender que las capacidades que se deben poseer para ser un brillante jugador pueden ser muy útiles para ser un brillante detective. Ahora, en este caso, me atrevo a decir que también un brillante ajedrecista puede ser un gran estadista o puede no serlo.

El ajedrez es un deporte que ha sabido cautivarme a razón de una gran variedad de factores. La infinidad de movimientos posibles y la interminable cantidad de posiciones que pueden ser configuradas dentro del identificable tablero de ocho por ocho me llevaron a descubrir una de las posibles maneras en las que cualquier partida puede terminar “el Rey ahogado”. Éste desenlace ocurre sólo cuando el jugador que va a mover no posee un movimiento legal para realizar, es decir, no puede mover su Rey a ninguno de los nueve casilleros que le corresponden sin caer bajo amenaza de alguna pieza rival y de esta forma terminar en empate un juego que estaba totalmente perdido.  

Si ese concepto, estimado lector, estimada lectora, lo transporta a su día a día viviendo en nuestra queridísima y maltratada Argentina… no se sienta sólo/a, es exactamente como millones de compatriotas, quién le escribe incluido, experimentan día a día. Es que verá, estamos atrapados en una situación imposible, de la cual no se sabe muy bien cómo o cuándo se va a salir y por la que uno navega sin rumbo.

Lentamente y tras años de inoperancia política, el país se fue transformando en un gran tablero de ajedrez y los ciudadanos en meros espectadores de una partida que se languidece en el tiempo haciendo que cada decisión tomada por el poder de turno sea más anacrónica que la anterior de la última que alguna vez supo ser la primera pero que volvemos a ponerla en práctica porque tal vez ahora sí sea el momento propicio para que esa medida de hace dos siglos surja el tan ansiado efecto y el país salga de la crisis del boomerang (más temprano que tarde, vuelve) que atraviesa desde el 4 de junio de 1946 y que aún no sabemos cómo resolver.

Volviendo a la analogía de Poe y el ajedrez, estamos como el rey ahogado, para donde uno intente moverse se topa con un problema. Piqueteros que cortan cual calle encuentren exigiendo más planes, trabajadores que reclaman trabajar menos y cobrar más, feministas que solamente reclaman contra cualquier reforma machista pero que no se pronuncian contra el brutal crimen de dos mujeres que asesinaron a un nene que a su vez era el hijo de una de ellas. Ataques contra la Justicia por las causas de Cristina. Ella misma sintiéndose proscripta cuando no lo está. Lo que si está es condenada y eso le quita el sueño. Igual, en este país no va a vestirse de naranja. A lo sumo, se quedará en su casa con prisión domiciliaria vistiendo alguna marca capitalista. Por ahora, solamente aparece en algún acto para victimizarse e instar la desestabilización de la democracia y continuar intentando ser opositora de su propio gobierno. Algo que ha de quedar en la triste historia no solo de nuestro país, sino a nivel global. ¿Pero no fue ella quien “eligió” al actual Presidente de la Nación? Pobre Alberto, a esta altura dudo si lo que hace lo hace por inoperancia o por ser un gran ajedrecista. Es que si analizamos su paupérrima gestión no hay mucho para pensar. O es un topo que se infiltró para destruir al kirchnerismo por dentro como un caballo troyano o el tipo es posta un buen vendedor de autos usados. No hay otra explicación. Mitómano ya sabemos que es. Dependiendo su posición de poder dice y hace. No nos olvidemos de todas sus despotricadas contra el gobierno de su actual vice. O de lo mal que hablaba de Sergio Massa. O algo más reciente, su pedido desesperado de salvar a Venezuela de las manos ensangrentadas del Dictador de Maduro.

A todo esto se suma la inflación, los 300 tipos de valor del dólar, los precios cuidados, la fiscalización en los supermercados y ahora en las despensas del barrio (todas ideas geniales y brillantes que fueron implementadas por Perón y que tuvieron un impacto ultra negativo), la pobreza record y la posibilidad fáctica y real de caer en ella, la inseguridad creciente, el desempleo, la marginalidad, el desgobierno y el caos institucional, la situación de los mapuches en la Patagonia, la anarquía en Rosario y el avance de los narcos, el pésimo manejo de la pandemia (causa fundamental para la elaboración del termo relato junto con la sequía y la guerra de Rusia y Ucrania para culpar las anacrónicas medidas que se fueron tomando en casi cuatro años de gestión que tuvieron el resultado factico de llevar el país al abismo) y la degradación total de su figura que asombra a propios y extraños. Eso sí, tiene una autoestima envidiable. ¿Cómo te aguantarías vos ser el felpudo de tu propio gobierno?

Lo que también hace ruido es el fracaso de la oposición que no hace más que agigantar la posibilidad de que Milei se acerque cada día un poco más a Balcarce 50 y sentarse en el sillón de Rivadavia… nos hace pensar que tal vez Massa sea otro topo más que viene a dar Jaque Mate y capturar la última pieza del kirchnerismo y barrer los ñoquis de “La Cámpora” para nunca más tener que estar ligado a Cristina como visionó en el 2013. Pero para eso, primero tiene que tratar de evitar que el dólar se vaya a $1000 y que no se produzca una hiperinflación. ¿Podrá? Por las dudas ya calientan en el banco de suplentes “el mago” Wado de Pedro, Juan “23” Grabois, y Daniel “el pichichi” Scioli. Ninguno de ellos formó parte del plantel del 2015 y nunca fueron dirigidos por la DT Cristina “la proscripta” Fernández de Kirchner quien tampoco tuvo nada que ver con el armado de sus dirigidos. Ella solamente figura pero no arma las tácticas, no dirige los entrenamientos, no participa de los diagramas de los partidos ni nada. Solamente asiste al palco desde donde todo lo ve pero nada hace. Bueno, en realidad algo hace. Se cobija y se aferra a sus fueros y se protege de la lluvia total los que se mojan son sus fans que dejan todo por los colores del movimiento nacional y popular de los come polenta. Gran equipo.     

Así vamos. Tratando de dar giros. Como escribió Fito Paez: “Giros, todo da vueltas como una gran pelota, todo da vueltas casi ni se nota” (SIC) “Suena un bandoneón. Parece el de otro tipo, pero soy yo que sigo caminando igual silbando un tango oxidado”. Y vamos caminando, intentando ser mejor pero las miles de trabas no nos lo permiten. Giros, existe Argentina y un estado en coma. Cambia el entorno, pero no las personas.

De todas formas, no nos asustemos, porque, aunque nadie lo salve, el Rey ya ahogado, de alguna manera continuará nadando.

Hernán Leonel

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