Atendía en la heladería El Rosedal, que estuvo durante décadas frente a la Plaza Colón.
Varias generaciones pasaban por allí para comprar sus helados o “cucuruchones” y Cachumba recibía a los clientes amablemente.
Muchos lujanenses guardan recuerdos de su infancia que incluyen a este vecino.
Por lo tanto, se convirtió en una figura apreciada por muchos.